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La cocina atemporal de la editorial Col & Col 

Por José de Monfort

Esta historia comienza como toda buena historia: con un propósito, un sueño compartido entre amigos, que termina haciéndose realidad. El germen: un blog en Internet en 2015 donde se sueltan a escribir sobre cocina, a compartir sus pasiones: repostería mayormente. Pero, sobre todo, escuchando las necesidades de la gente. Con ello, pronto detectan un nicho, se lo hacen saber sus lectores. La comunidad ya estaba construida.  

A finales de 2018 sale el primer libro de la editorial Col and Col: Pasteles con historia, de la repostera y bloguera asturiana Aliter Dulcia (Isabel Pérez). Les costó poco lanzarse, a pesar de apenas contar con experiencia previa y conocimientos del sector editorial. La primera edición se vendió en tres días, y eso les abrió las puertas a una distribuidora nacional (con la que siguen trabajando): Les Punxes. Estaban en lo cierto. 

Tuvieron tino también al trabajar con autores que poseyeran obradores, ya que conocen perfectamente a la gente, lo que de verdad necesitan. Con ello, se produce el efecto de longevidad en la vida de estos libros, la gran ansiada long tail. Y, así, han ido, poco a poco, construyendo un catálogo vivo. 

Concede Martin de Arriba, uno de los fundadores de la editorial, que “hemos descubierto las cosas con el tiempo, cometimos todo tipo de errores por el camino”. De ahí surge el tercer aprendizaje: el de mantener una editorial con un volumen manejable, que permita el necesario mimo, cuidado y atención que requieren los proyectos propios. De ahí, también, la atemporalidad que caracteriza a los libros de Col and col, que se halla en la búsqueda de temáticas que nunca pasan de moda, que un amante de la cocina siempre va a dar uso. “Son libros que entran por los ojos, pero nuestro éxito reside en el hecho de que, además de ser bonitos, nos empeñamos en que el contenido te transporte al lugar del que te está hablando, que puedas oler los alimentos, y también que funcionen las recetas, claro, eso es muy importante”, sentencia de Arriba. 

El año pasado sacaron diez títulos y este año van por un camino parecido, publicados bajo el paraguas de cinco colecciones diferentes. Entre ellos: dos producciones propias y el resto traducciones. Quien tiene buen ojo para los títulos y para oler las tendencias es la directora editorial, Rocío de la Maya. Y, entre todos, se ocupan de cuidar a los autores y de hacer unos libros preciosos, singulares, que destacan en las librerías por lo bonitos que son. Martin de Arriba lo tiene claro: “Nuestra apuesta como editorial es ofrecer cosas buenas”, afirma. Además de la belleza y la calidad del producto, en la editorial Col and Col cuidan mucho a sus compradores: siempre ofrecen materiales extras, tanto en las preventas, en las presentaciones públicas y showcookings como en su propio blog, que se mantiene en la web de la editorial, y donde comparten mucho contenido de valor, “que atrae a mucha gente”. 

Respecto a trabajar desde la mal llamada periferia (su sede está en Málaga y no tienen intención de moverse), asegura Martin de Arriba que para ellos es más bien una ventaja, que de otra manera el proyecto correría el riesgo de dispersarse y así lo tienen bajo control. Pues reconoce que, en determinados momentos, se han visto sobrepasados por las circunstancias y que, a veces, es bueno detenerse un momento y pensar con calma las cosas que se están haciendo. Así: han encontrado la medida justa. 

La editorial se abrió hace tres años a otros ámbitos más exóticos y también trabajan en acercar la gastronomía al público juvenil. Con ello, su público se ha ido ampliando, pero también asentando, ya que Col and Col tiene muchos brand lovers que compran cualquier cosa que saca la editorial. Hace un par de meses que acaban de lanzarse a distribuir en Latinoamérica. “No queremos quedarnos en nuestra zona de confort”, asegura Martin de Arriba.  

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