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La vuelta al mundo de Franc Roddam 

Texto y fotos Elena Escalante 

El creador de Masterchef nos cuenta sus aventuras con mucho duende. Llegué un minuto tarde a mi entrevista con Franc Roddam, el hombre que, a través de Masterchef, revolucionó las cocinas de todo el mundo. Era una mañana soleada cerca de Portobello Road, y Roddam me esperaba en la calle, alegando con una sonrisa amplia que no tenía timbre. Este comienzo de cuento sentó la pauta de nuestra conversación.  

Ya sentados en su despacho, lleno de cachivaches de todo el mundo, recuerdos de amistades y materiales de proyectos en marcha, me transmite su esencia en dos pinceladas: «Creo que siempre vi un camino a través de los obstáculos. Una vida aventurera es mi concepto de vivir a lo grande». 

Franc, Francis por aquel entonces, creció en Norton, un pequeño pueblo al norte de Inglaterra donde cada día se sucedía como el anterior. Allí, el cine fue su manera de viajar; así nació su pasión por las imágenes. Desde entonces, ha revolucionado la televisión, pero también la gran pantalla. 

Echando un vistazo a su filmografía, Roddam ha tocado múltiples géneros (dramas, musicales, terror y fantasía, aventuras, documental y comedia) y seducido a audiencias internacionales con títulos como Quadrophenia y La Prometida. Pero el proyecto que más permanecerá en el tiempo es, sin lugar a dudas, Masterchef.  

La mala reputación de la cocina británica tuvo la culpa del nacimiento del programa culinario más famoso de la historia. La idea surgió durante una reunión en Hollywood en la que Mel Brooks y sus colegas se burlaban de la oferta culinaria de su país. Roddam, reconociendo que en los restaurantes ingleses de la época (los 70) se servía demasiada verdura recocida, trataba de defender la comida que se preparaba en los hogares, que tenía mucho valor para él.  

La receta casera que Franc recuerda con más cariño es el Sunday roast. Seguramente estás pensando en el rosbif, la carne de vaca asada y quizás algo seca que has probado en tu visita a Londres, pero el asado de los domingos es mucho más. El pequeño Francis te lo habría explicado con entusiasmo.  

«En mi infancia atendía la misa de los domingos en familia, como buen católico que era. Al terminar el servicio, mi madre salía disparada a casa a preparar el asado. Yo me quedaba en el pub con los hombres, que pinta tras pinta, se les abría un apetito digno de fieras. Del pub había una milla en línea recta a la casa, por la calle principal. Al dar la 1, todos los hombres desfilaban, en una auténtica procesión, por el camino más fragante que puedas imaginar: de las ventanas abiertas, se deslizaba el aroma del cerdo, el pollo, la ternera. Y por supuesto, el jugo de carne con el sello personal de cada mujer». 

La democratización de la comida

Roddam siempre ha defendido la democratización de la comida. En su juventud, había que gastarse un dineral para comer bien en Inglaterra. «Con Masterchef, quería cambiar esto totalmente”. De hecho, en el primer episodio del programa, los concursantes fueron un taxista y un obispo. Michael Caine era uno de los jueces».  

Echando la vista atrás, Roddam parece sentir cierto pesar de no haber sido tan prolífico como le hubiese gustado, pero reconoce que las obras que ha sacado adelante, han permanecido en el imaginario popular. 

Recuerda con cariño a uno de sus directores predilectos, Víctor Erice. Describe al detalle una secuencia de El Sur, en la que los años pasan para la niña protagonista en un paseo de bicicleta: «Ahí está la esencia del cine: es un arte que consiste en condensar el tiempo». 

Roddam aprovecha este momento para rescatar un recuerdo de Gregory Peck, actor al que tiene un cariño especial. «En el primer día de rodaje de mi adaptación de Moby Dick, llegué al set que los decoradores estaban preparando: una iglesia donde el personaje de Peck daba un discurso central a la trama. Peck estaba sentado a un lado, en silencio. Al verme, se me acercó y me pidió cortésmente la oportunidad de practicar su monólogo de nada más y nada menos que 7 minutos sin guión». 

«Pedí a los chicos que nos dejaran solos, y siempre se me quedarán grabados esos minutos en los que, como una figura divina iluminada por las vidrieras, Peck brindó una actuación absorbente y perfecta. Al acabar, tuvo que sacarme del trance llamándome por mi nombre, me había quedado completamente abstraído».  

«Y Ferran Adrià es el Gregory Peck de la cocina española», bromea. Para Roddam, fue muy especial visitar el plató español en 2022. «La edición española de Masterchef tiene duende». Franc se confiesa un enamorado del flamenco. 

Franc Roddam y el duende flamenco

Su primer encuentro con «el duende fue durante un viaje loco por la España de los 60. El joven Franc, en un compartimiento de tercera clase en un tren de Madrid a Burgos, se encontró con una experiencia que lo marcaría: el vagón se había convertido en el escenario de una pareja de cantantes de flamenco que se preparaban para una actuación. Durante todo el trayecto, estuvo escuchando fascinado sus voces, sus palmas y el ritmo de sus taconeos: «Ahí fue donde me encontré por primera vez con el espíritu de el duende». 

Así como la libertad de estas experiencias que uno no puede comprar, a Roddam le gusta la comida sencilla, sin complicaciones. Los buenos ingredientes marcan la diferencia; por eso, sus gastronomías favoritas son la italiana y la española.  

Los ingleses quizás no puedan competir en la misma liga, pero sus desayunos no tienen precedente. Durante el rodaje de La Familia (serie de 1974) en Mallorca, Roddam se encontró con que los turistas ingleses llegaban a la isla portando dos maletas: una llena de ropa y otra de comida. No podían soportar el pan tumaca para comenzar el día. Cada mañana, los veía bajar al desayuno con sus latas de baked beans, alubias al estilo inglés en salsa de tomate. 

Franc nos confía sus sitios favoritos para comer almuerzos ingleses de toda la vida en Londres: Mike’s Cafe en Portobello Road y, si te aventuras al East End, encontrarás opciones increíbles como el pub The Eagle y The Quality Chophouse. «Es comida de calidad. Y la decoración de estos espacios también es especial, quizás no se trate de art decó, sino art decay, arte decadente». 

«¿Usted cocina?», pregunto, y sonríe de inmediato. «Por supuesto. Cuando me casé con mi segunda mujer, yo ya tenía seis hijos. No podía esperar que ella tuviera la carga que alimentarlos. Así que me acostumbré a cocinar grandes comidas para toda la familia. Mi hijo de 12 años ha seguido mi legado y ya está hecho todo un pastelero».

A los 20 años, Roddam viajó a Egipto, contando con un bolsillo muy limitado. Para poder volver a Inglaterra no tuvo más remedio que hacer autostop a través de todo el norte de África, España y Francia. «Mi filosofía es que siempre hay alternativas, quiero que la sociedad trascienda las limitaciones, expandir los márgenes de tolerancia». La vida del cineasta, escritor y empresario es un testimonio de esa proactividad sin límites. Está vigente en todos los objetos desperdigados por la sala. Si pudieran hablar, tendría que quedarme muchas más horas escuchando sus historias.  

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